O Misantropo Enjaulado

O optimismo é uma preguiça do espírito. E. Herriot

Tuesday, November 22, 2005

Raiz da Minha Anglofilia

Este post é dedicado ao Nelson Buíça, que, há dias, me
descobriu esta careca - como a outra, cada vez mais
difícil de encobrir - e ao Rebatet, a quem temo dar um
desgosto por uma resposta que vi a um comentador, no Seu
Blogue, recentemente.
Desde muito pequeno ela começou a manifestar-se. Escolhia
sempre os soldadinhos ingleses, nas batalhas que simulava
com os Amigos de infância e delirei com o «Asterix entre
os Bretões», ao ponto de, durante uma semana, ter ralado
a paciência da Família, rematando cada intervenção com um
«não acha?». Até cheguei, lembro-me, ao cúmulo de um tremendo
«Obrigado, não acha?».
Amo aquele País. Não pensem que só pela Monarquia, hoje em dia
não mais do que um (re)conforto simbólico. É muito mais. Uma
nação que não tem boa água ou bom vinho, duas das coisas mais
importantes para mim, mas que disponibiliza em qualquer loja
as melhores águas e vinhos do Estrangeiro. E o mesmo se pode
dizer da comida.
Uma Origem de bons músicos e pintores, mas muito longe de se
poder gabar de ter os melhores de cada um desses domínios. Mas
que, sem qualquer chauvinismo, construiu belas orquestras para
tocar uns e passou a cultivar o gosto pela minha ancestral
Itália, a terra preferencial dos outros.
Umas Ilhas que produziram grande Teatro, tornando-se, de alguma
forma, as herdeiras da Grécia Antiga, na Cultura cristianizada.
Adoro a urbanidade deles, que detesto ver crismada como hipocrisia,
atitude que se assemelha tristemente aos artifícios sem escrúpulo
do Dr. Louçã. E gosto também da atmosfera do club, refúgio das
preferências, bem como da benevolência face à excentricidade,
sinal claro do respeito pelas liberdades individuais, muito mais
profundo e sincero do que as altissonantes proclamações políticas
continentais.
Na História tenho um desgosto: o cavernoso desmpenho que apeou
do Trono o Rei Legítimo de Portugal, o Senhor D. Miguel I. Já
não tanto o «Ultimato», que nasceu do amadorismo e incompetência
dos políticos do sistema monárquico rotativista, os quais, não
contentes em ignorarem as anunciadas intenções de ligação imperial
do Cairo ao Cabo, ainda vieram, ingenuamente, pedir a passagem a
escrito das pretensões britânicas quanto aos territórios de que
pretendiam realizar a ocupação efectiva. Todas essas misérias vejo
compensadas pelo respeito e afecto com que governantes e scholars
do Reino Unido, ainda hoje, se referem à Aliança, como a «Venerável
Instituição».
Procuro não ter ilusões. A observação das biografias nacionais leva
à percepção de um certo determinismo histórico que, trocado em
miúdos, demonstra ser o destino das grandes nações sodomizarem
as pequenas. Já que a Minha definhou até este derradeiro estatuto,
ao menos que receba um beijinho na boca antes da prestação efectiva.
E o domínio britânico foi muitas vezes mais compostinho do que a
brutalidade do alemão, a barbárie absoluta do russo, a arrogância
e rapina do francês e a arrasadora distribuição de bombas, dollars,
cigarros e coca-cola do norte-americano. Já sei, foram eles que
inventaram os campos de concentração, para os Boers, o Museu
Britânico está pejado de maravilhas vindas da Grécia e do Egipto,
sem hipótese de escolha para os naturais dessas bandas; e também da
Albion vieram não poucas bombas. Mas o Vosso Panglossiano
redactor diz: podia ter sido muito pior.
O meu Amigo Carlos Bobone levanta uma objecção mais séria, quando
lembra que por aquelas paragens se praticou a caça ao Católico.
E os Irlandeses, outro povo de que gosto, penaram a bom penar. Mas
também, com desgosto o digo, os católicos, quando ocuparam o Trono,
ergueram fogueiras para os seus opositores insulares. E o IRA, nos
nossos dias, produziu não poucas malfeitorias, para vingar o nada
característico hiato puritano de Cromwell.
Que dizer-vos mais? O Amor não se explica. E quando se explica,
mal vai!

23 Comments:

  • At 12:05 PM, Anonymous Anonymous said…

    Siento discrepar de ti tan profundamente, querido Paulo.
    Llevo viviendo ya va para 11 anos entre los anglosajones de una y otra orilla del Atlantico. Me temo que aunque haya urbanidad hay mucha hipocresia. Claro que es mejor la hipocresia como pecado capital que la envidia, como es el caso de Espana. Al menos de la hipocresia se saca algo.
    Refutar este post me llevaria otro entero, y ahora no tengo tiempo. Pero quizas algun dia lo haga.
    El IRA de 1916 no tiene nada que ver con el IRA de los 70s, contaminado por el comunismo y el marxismo.
    Me sorprende que tomes partido por el bando anticatolico.
    Sea como fuere lo mejor de Inglaterra entonces y hoy es lo que le queda de herencia catolica. Que no es poco, pero que cada vez va siendo menos. Anade a eso que Inglaterra no sufrio el desastre de la invasion napoleonica.
    Hace tiempo que escribi un post en A Casa de Sarto: La Inglaterra que yo amo, que me atrevo a reproducir aqui como contestacion interina.

    "Con la única teología inglesa con la que me quedo es con la del Cardenal Newman. Y con ese otro Cardenal, Manning, que siempre me fascinó. Las comemierdeces de medio pelo de anglicanos y metodistas (salvo el movimiento de Oxford, que siempre pareció cuando menos interesante) me dejan con viento fresco. Hubiera querido ir a Misa en alguna parroquia de irlandeses emigrados a principios de siglo en Glasgow. Quizás incluso en la desolación de East London. Siempre me dijeron mucho más estas cosas que las ceremonias anglicanas, tan suntuosas como vacías, que presencié en la Catedral de Peterborough o en la no menos bella de Wells.
    Con la única política británica que me quedo es con la de TS Elliot (anglicano de la High Church de acepción, católico de corazón). Con esos tibios de los “Tories”, advenedizos de los “Whigs”, con esos hijos bastardos de los “levellers” y los “diggers” que son los laboristas, no tengo nada que ver. Ni me interesa.
    Esos gustos y regustos por esos tipejos como Lord Disraeli (conservador) o por JS Mill (utilitarista) me traen bastante al pairo. Wilson me parece artificialmente ensalzado y de sujetos como la Thatcher, Blair o Cronwell prefiero ni hablar. Me dan demasiado asco.
    Sigo pensando que Rommel era infinitamente mejor que Montgomery, que Wellington no fue un gran estratega. Admiro a Nelson, profundamente, sin duda alguna un genio. Por cierto (curioso), también católico. Y a mi militar y Rey favorito de Inglaterra, Alfred the Great, en cuyo Wantage natal se me quedaron ancladas tantas memorias.
    Con la única manera de ver la vida (that, by the way, shaped me indeed!) es con la de Chesterton (converso al catolicismo). Esa manera impuesta por la BBC, por las “soap operas”, por el Ikea y el Tesco’s donde la gente parece pasarse el fin de semana en una orgía consumista; por la la fealdad en una palabra, me horroriza.
    Con la única historia con la de Belloc (católico de cuna). De los mentirosos, los Prestons de este mundo, que Dios nos libre; para escupirles y no olvidarles.
    Y la única literatura inglesa de ficción de estos últimos tiempos, que también parecen ser tiempos últimos, es la de Tolkien. A toda su legión de mediocres imitadores y al Harry Potter de marras, que se los metan por donde les quepan.
    También me gustan Benson y Waugh (que eran católicos, y de pro). Y Dickens, Yates, Joyce y Wilde, de quien Joseph Pearce escribiera una biografía tan desveladora como reveladora. Y estos últimos eran descreídos o no eran católicos, ciertamente. También es verdad que eran de otro tiempo. Nada tiene que ver esta gente con los Huxley y los Shaw de este mundo.
    No me acaba de convencer el Imperio británico, estructura primariamente comercial y –mucho me temo- poco civilizadora a juzgar por los resultados. Ni al Cardenal Newman, ni a Benson, ni a Chesterton, ni a Belloc, ni a JRR Tolkien ni a muchos otros hombres sensatos les hacía tampoco ninguna gracia el Imperio Británico. Será que todavía estoy fascinado por la obras histórica de Roma y por esas dos hijas suyas, continuadoras d ela tradición maternal: Portugal y España. Y, sin embargo la Inglaterra monástica, la Britannia evangelizada por José de Arimatea, me fascinan. Me fascina que hubiera más monjes y monjas por milla cuadrada en Inglaterra que en ningún otro país de la Cristiandad, ahora llamada Europa.
    Puestos a escoger prefiero a los “Old Labour” que a los “New Ones”, a los back-benchers que a los “spin-doctors”. A los Lores que a los Comunes. Y a Charles Dickens, que se enfrentó en la Casa de los Comunes a Mill y lo trituró vivo en defensa de la causa de la Confederación. Prefiero los Parlamentos medievales y la Magna Carta a las insidias de los malditos “round-heads”. Prefiero a los Stuarts que a los Hannover.
    Evidentemente la Inglaterra que me interesa es aquella del Medioevo. La que fue capaz de parir a todos los mártires y santos de la Reforma inglesa, como a Santo Tomás Moro o a San Edmund Champion. La Inglaterra que nos dio los ejemplos imborrables de un San Eduardo o a un Santo Tomás Cantuariense, de dicen por mi tierra, también de Canterbury. Los apasionados textos místicos de Juliana de Norwich. El paisaje poblado de monasterios por doquier, en vez de las Logias y toda su pervasiva simbología. Prefiero la Inglaterra rural a la urbana, York a Londres y Bath a Birmingham.
    Prefiero a la Inglaterra romana y anglosajona y la de los normandos que esa otra que se aliaba con los holandeses y con los alemanes para laminar la Cristiandad. La Inglaterra que enviaba a sus caballeros a la Cruzada de Occidente contra los musulmanes frente a la otra que intentaba robar y usurpar a la Cristiandad. La Inglaterra de los santos y mártires que, siendo luminosísima, tiene poco de iluminada. Ni el primer Imperio Británico “de su Majestad” ni este segundo de los hijos de Nueva Inglaterra me llaman la atención. Estos son poco luminosos ambos, pero ciertamente bien iluministas.
    La Inglaterra de hoy sirve otros intereses. En tiempos pretéritos fue designada por la Santa Sede como “Mary’s Dowry”, lo cual la hace junto con Portugal y España una tierra eminentemente mariana por excelencia. Hoy es una tierra cuyos habitantes exhiben una pasmosa irreligiosidad.
    Y frente a este estado de cosas presente y pretérito prefiero agarrarme a esa profecía privada de San Juan María Vianney, el Santo Cura de Ars, quien no cesaba de maravillarse en la visión que tuvo de la restauración y regeneración católicas de Inglaterra. Así sea."

    Rafael Castela SAntos

     
  • At 12:18 PM, Anonymous Anonymous said…

    Paulo,
    Belo texto! Tens é que proibir "posts" de mais de dois parágrafos. Só os teus textos é que podem ser maiores!
    Bjs
    M. Ilharco

     
  • At 3:31 PM, Blogger Unknown said…

    Paulo adorei o teu post meu amigo, fazia tempo que não vinha cá mas já há dias que tenho andado a pensar, que tinha de cá vir e cá vim.Saio daquisempre com um leve sorriso, de fascínio pela tua escrita. Beijinhos amigo

     
  • At 3:42 PM, Blogger vs said…

    Obrigado pela dedicatória.
    Subscrevo, em larga medida, a reflexão do Paulo sobre Inglaterra.

    ".... respeito pelas liberdades individuais..."

    Sem dúvida!

    "...podia ter sido muito pior"

    Ah pois podia!

    A Inglaterra está em belhor 'shape' que os continentais, não acha?
    :)

     
  • At 4:31 PM, Anonymous Anonymous said…

    "Mas o Vosso Panglossiano
    redactor diz: podia ter sido muito pior."

    Olha a contradição! Lembro-te que a epígrafe do teu blog é: "O optimismo é uma preguiça do espírito".

    PREGUIÇOSO!

    Um abraço.

     
  • At 4:53 PM, Blogger Flávio Santos said…

    Um país musical com poucos compositores, um país sem gastronomia, com alguns bons pintores e grandes escritores, com um enorme "countryside" e apenas 3% de pessoas na agricultura.
    Um país monumental sem fazer disso farronca, ao contrário dos "frogs".
    É um dos países que mais gosto de visitar e onde melhor me sinto.
    E um país sem o qual há muito teríamos perdido a independência face a Espanha.

     
  • At 5:48 PM, Blogger Rodrigo N.P. said…

    Não direi que é um desgosto, até porque já calculava que o Paulo gostasse dessa gente, aliás, quase todos os conservadores e tradicionalistas que conheço gostam dos anglo-saxónicos. Repare que eu não me referi exclusivamente à Inglaterra mas também aos seus "filhos", e de facto assim é, não os suporto, nada há a fazer, desde sempre que não posso com eles, com aquela cultura, com as classes médias desses pestilentos povos, estúpidos que nem portas, egocênticos.

     
  • At 6:22 PM, Blogger Bruno Santos said…

    Não sou um 'aliado', como o Paulo Porto e o FG Santos, nem sou como o Rebatet, que experimenta uma repulsão quase epidérmica aos saxões. Prefiro Paris a Londres por motivos pessoais, mais que ideológicos ou de cultura. Mas quero combater aqui, e julgo que já não é a primeira vez que o faço na blogosfera, uma ideia assaz difundida, e à qual o FG Santos deu guarda: a de que sem a Inglaterra «teríamos perdido a independência face a Espanha».

    O velho Tratado de Windsor, de 1386, assinado a 'quente', com as espadas de Aljubarrota ainda ensanguentadas, valeu em pleno por poucas décadas. Ou seja: valeu enquanto era da conveniência da Inglaterra que valesse. Depois deixou de valer. E hoje, então, deve de servir de papel de rascunho no ministério dos Estrangeiros inglês.

    Duzentos anos após a celebração do tratado, em 1580, perdemos a independência para a Espanha, e a Inglaterra não mexeu uma palha. E se recobrámos a soberania, tal ficou a dever-se à acção «portuguesa». Qual tratado, qual carapuça!

    Século e meio após a Restauração, fomos alegremente pilhados, à uma, por franceses e ingleses, ambos divertindo-se com a miséria indígena. Entre o Junot e o Beresford, venha o diabo e escolha.

    A verdade é que, por conta dos ingleses, perdemos parcelas importantes do território nacional: antes de mais, e desde logo, Olivença, que perdemos nas barbas dos ingleses por obra e graça (ou graçola) do visconde de Balsemão — e a cuja causa os mesmíssimos ingleses nos tiraram o tapete no Congresso de Viena, em 1815, ante o desânimo do Palmela. Não fossem eles e Olivença (ainda) era nossa. Até o Talleyrand estava já convencido das razões da diplomacia lusa — e dispôs-se a apoiar-nos. A seguir, as várias porções de território português espalhado pelo mundo, de Cabo Verde a Timor, em cuja "descolonização" se fez sentir sobretudo a 'mão invisível' das potências maiores — EUA, URSS e Vaticano — mas também o dedinho maroto da pérfida Albion, filial europeia dos 'States'.

    Acho por isso extraordinário que se diga que devemos a «independência» a um país que, sozinho ou em bando, nos levou 96% do território. É este um país 'amigo'? Desconfio que se fosse inimigo, até a Torre de Belém e os Jerónimos levavam. Estavam agora em exibição, ao lado das relíquias gregas e egípcias.

     
  • At 6:31 PM, Blogger vs said…

    ?!?!
    Ena pá!

    "... pestilentos povos..."

    E ainda dizem que eu é que sou radical. Porra!!
    Por norma, não classifico assim os Povos, sejam eles quais forem.
    Classificar taxativamente entidades tão vastas parece-me uma generalização abusiva.

    Mas, mesmo assim, vamos lá perorar:
    Eu poderia dizer que, da minha experiência pessoal, acho que os alemães são uns 'quadradões',uns glutões, uns brutamontes que arrotam e se entopem de cerveja e se peidam por todo o lado. Um povo insípido, que consegue a proeza de se vestir pior que os ingleses e de uma arrogância extraordinária.
    Dos austríacos fiquei, há uns anos, com opinião muito superior.
    Os franceses têm mais atributos, mas são chauvinistas ad nauseum, pedantes como só eles e, para cúmulo, têm a mania que são eruditos....mas é só a mania.
    As mais pavorosas decorações que vi na minha vida foram em França.
    Existe a vantagem de as francesas serem, grosso modo, umas putas, que quando um gajo as manda sentar elas deitam e escarrapacham-se todas, sendo que em França é tão fácil dar uma keka como tirar um 'macaco' do nariz.
    Come-se bem em França. :)
    Os irlandeses, curiosamente, acho-os muito parecidos connosco.
    As dinamarquesas?!
    Ai as dinamarquesas.....
    Os finlandeses são castiços, mas são umas destilarias ambulantes. Aquelas alminhas (terra de grandes pilotos) nem lhes passa pela cabeça andar em excesso de velocidade e, mesmo com as ruas desertas, os peões não se atrevem a passar com sinal vermelho p'ra eles.
    A Suiça (país lindíssimo) e os suiços são, para mim, um mistério absoluto. Vale pelos relógios (sai um Patek Phillipe pró Rebatet) e pelos chocolates.
    nunca achei que os portugueses tenham qualquer 'handicap' cultural, ou que sejam mais estúpidos ou parolos que outros povos. às vezes, muito pelo contrário.
    Nunca ocorreria a um português vestir-se como um alemão :)

    Atenção: tudo isto são generalizações abusivas.

    "...estúpidos que nem portas..."

    A realidade desmente o Rebatet de tal forma (e a tantos níveis) que nem vou Rebate(r)t, senão estava aqui dias a fio e, embora pareça que não, tenho que trabalhar.

    "...egocênticos..."

    Confunde egocentrismo e egoísmo com individualismo, o que é errado
    A postura individualista tem-se mostrado uma vantagem competitiva.
    Por outro lado, as posturas e ideologias de base colectivista têm tido os magníficos resultados que se lhes conhecem e são típicas de sociedades arcaicas ou de alucinações revolucionárias.


    magré tout...si vous êtes pas marrié, je vous recomande la France

    Oh lá, lá!!
    ;)

    ps (vade retro) - peço desculpa ao Paulo pelo 'vernáculo', mas tem que ser

     
  • At 6:55 PM, Blogger vs said…

    É melhor o Rebatet não ir a um 'ajuntamento' nacionalista.
    Se a delegação do BNP se lhe atravessa no caminho, o Rebatet, vermelho como um pimento e com o queixo tremelicante de ira, em vez de lhes apertar a mão...ainda aperta mas é os pescoços da desafortunada (embora 'egocêntrica' e 'pestilenta') delegação.

    Então o Rebatet esqueceu-se do Sir Oswald Mosley e da sua 'British Union os Fascists' ?
    :)

     
  • At 7:10 PM, Blogger Rodrigo N.P. said…

    Esse gajos do Mosley não eram verdadeiros ingleses, nasceram foi no sítio errado :)

     
  • At 7:10 PM, Blogger Paulo Cunha Porto said…

    Queridas Margarida e Adryka: Muito obrigado. Sinto-me recompensadíssimo que esta confissão vos haja agradado.
    Caríssimo Rafael: eu tinha bem na memória o nagnívico texto com cuja apensação esta casa foi agora honrada. Nunca vivi em Inglatetra, o meu conhecimento é do ponto de vista do turista e do consumidor cultural. Em muitos pontos da História - e, sobretudo da História Religiosa - o pensamento incita-me a concordar com a crítica, porém o coração puxa-me para o outro lado, talvez por, tal como o FG Santos, lá me sentir bem, naquela atmosfera de civismo e cortesia ao alcance de todos, que prefigura o ideal do Cavalheiro, independentemente do nível económico; e apesar dos desmentidos das claques futebolísticas.
    Mas dou a mão à palmatória com que o Rui me condena e reconheço que a minha concessão ao personagem voltairiano é uma contradição. Este blogue assenta, todavia, também, nas incoerências do autor. É como eu entendo a diarística, uma abertura dos nossos movimentos ondulatírios espirituais à vista pública, diferente do que seria exigível num tratado de lógica, ou mesmo num blogue de teorização política, que não é o caso deste. Falo de política, sim, mas pretendo que esta página esteja mais próxima de um programa de variedades.
    O Nelson pergunta-me se não acho que as Ilhas estão em melhor forma do que o continente. Acho. Para além da pujança económica, basta ver como reagiram a dificuldades de ordem pública mais sanguinolentas do que as enfrentadas pelos continentais. Invoco, a propósito, a apreciação que então publicou o «Velho da Montanha», a qual podia ser reforçada com exemplos um pouco mais longínquos, como o da Guerra das Falklands.
    O Rebatet fala-me dos filhos e, aí, concordo mais. As classes médias parecem-me, por outro lado, das mais cultivadas. Mais do que as nossas, certamente. Mas o termo de comparação não é o ideal.
    Por fim, o BOS e o FG Santos contendem sobre a protecção à Independência portuguesa, dispensada pela velha aliada. Em 1580 tivesse ela podido intervir e outra coisa não teria feito, mas por essa altura, estava na defensiva frente a poder superior, apenas atacando, numa "guerrilha do Mar", pelos seus corsários. E nas guerras da Restauração foi um apoio importante, embora não o único. Beresford... ah, sobre isso falarei num outro dia, quando aqui reexecutar o traidor Gomes Freire. E atenção, no combate que o velho António moveu para manter a integridade do território que nos fora deixado, se os outros poderes que o Genial Criador da Nova Frente referiu convergiram contra nós, mais os governos nórdicos, o governo de Sua Majestade ainda foi dos nossos maiores apoios, com a relevante excepção do antagonismo de interesses na questão rodesiana.
    Caríssimos, não me queiram mal.

     
  • At 7:28 PM, Blogger Bruno Santos said…

    Eu, por mim, dou esta questão por encerrada. E já estou a afiar a dentuça 'cívica' e 'cavalheiresca' (enfim, sou um «gentleman»...) para essoutro debate que o Paulo anuncia: Beresford vs. Gomes Freire. Ande lá com isso, homem!... Correndo o risco de pelejar sozinho, defenderei o nome e a honra do general português. Não seria um santo; mas também não foi o traidor que certa historiografia inculcou. Às teses da «traição» de António Sardinha ou João Ameal, autores que prezo, prefiro a defesa inequívoca que o grande jornalista Rocha Martins elaborou em favor do general executado. Eis um dos pontos, pois, em que divirjo por completo de quase toda a minha gente.

     
  • At 7:33 PM, Anonymous Anonymous said…

    Caramba, BOS! Defender esse mação troca-tintas vai ser obra de alta acrobacia intelectual...!

     
  • At 7:41 PM, Blogger Bruno Santos said…

    Quase tanta como defender eventualmente o Carmona e outros estado-novistas. Isto paar ficarmos pelos maçãos...

     
  • At 11:19 PM, Blogger Flávio Santos said…

    Alguns comentários para o BOS:
    «O velho Tratado de Windsor, de 1386, assinado a 'quente', com as espadas de Aljubarrota ainda ensanguentadas, valeu em pleno por poucas décadas. Ou seja: valeu enquanto era da conveniência da Inglaterra que valesse.» Como todos os outros: Westminster, Whitehall, Methuen. A Inglaterra foi nossa aliada por conveniência própria e não por amor aos lusos.
    «Duzentos anos após a celebração do tratado, em 1580, perdemos a independência para a Espanha, e a Inglaterra não mexeu uma palha. E se recobrámos a soberania, tal ficou a dever-se à acção «portuguesa».» Isabel I tomou partido por Prior do Crato embora sem grandes efeitos práticos. E passar, como faz o nosso caro Bruno, por cima do apoio britânico durante as guerras da Restauração é inaudito.
    «Entre o Junot e o Beresford, venha o diabo e escolha.» Beresford foi uma fonte de humilhação para Portugal mas pôr no mesmo plano um exército que tinha efectivamente preponderância no nosso país com as exacções praticadas pelos bárbaros franceses nos mais pequenos recantos da nossa terra é despropositado.
    «Acho por isso extraordinário que se diga que devemos a «independência» a um país que, sozinho ou em bando, nos levou 96% do território.» Aqui, que me desculpe o BOS, já entramos no campo do delírio, pois confunde um passado recente (e lamentável) com a resistência heróica de mais de 8 séculos do povo português perante a ameaça permanente espanhola, consolidada pelo apoio inglês. Apoio interesseiro, comercial, egoísta, obviamente. Mas as relações internacionais nunca foram campo para virtudes e está na sabedoria da governação encontrar os aliados certos que contribuam para solidificar a (possível) independência.

     
  • At 11:24 PM, Blogger Flávio Santos said…

    Para o Paulo, que afirma: «Já sei, foram eles que
    inventaram os campos de concentração, para os Boers, o Museu Britânico está pejado de maravilhas vindas da Grécia e do Egipto, sem hipótese de escolha para os naturais dessas bandas; e também da Albion vieram não poucas bombas.» Se formos por aí temos ódio a todos os países do mundo: à França e à sua Revolução, a Portugal e ao comércio de escravos, à Rússia e aos sovietes, aos EUA e às suas "guerras idealistas", a Israel...

     
  • At 9:03 AM, Blogger Paulo Cunha Porto said…

    Claro, Caríssimo FG Santos, por isso não me detive nessa referência de passagem. E como vês, em relação aos "bifes", sinto tudo menos ódio. Ainda me faltou falar no espírito desportivo e no humor. fica para a próxima.

     
  • At 9:30 AM, Blogger Flávio Santos said…

    Peço desculpa ao meu estimado BOS por ter usado a palavra "delírio" a despropósito. O que quis dizer foi que apesar de algum contributo da Albion para o fim do Império esse contributo não foi decisivo e não pode fazer esquecer os seis séculos de aliança que unem os dois países.

     
  • At 10:16 AM, Blogger Bruno Santos said…

    Não tens nada de pedir desculpa, FG Santos. Conheço-te o suficiente para saber que nunca arremeterias por aí com o propósito de ofender alguém. E entre amigos, não se medem as palavras.

     
  • At 10:21 AM, Blogger Flávio Santos said…

    Forte abraço.

     
  • At 5:51 PM, Anonymous Anonymous said…

    Bos e Fg Santos = Fair Play

     
  • At 12:17 PM, Anonymous Anonymous said…

    La intervención de las logias másonicas de la Pérfida Albión en la pérdida de las colonias iberoamericanas......

     

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